Las reformas en el césped del
campo de Adelfas pueden aumentar las lesiones, tanto cualitativa como
cuantitativamente, tal y como asegura el fisioterapeuta especialista en
lesiones deportivas, Gonzalo Jaén Crespo.
El campo de fútbol de Adelfas,
situado en el distrito de Retiro (Madrid), ha visto como, después de nueve años
de incesante desgaste desde su inauguración, se procedía por primera vez a la
reforma del estado del césped en el ocaso del pasado verano. Sin embargo, los
usuarios desconfían de que la solución acometida pueda ser satisfactoria y
tienen miedo de que puedan aumentar significativamente las lesiones.
Las obras tuvieron lugar el
pasado mes de septiembre, duraron una semana y se realizaron por la empresa
concesionaria de la gestión del campo de fútbol, Palestra Atenea, con motivo de
la inminente apertura de la temporada deportiva municipal.
De ello ha sido testigo el
encargado de la instalación polideportiva municipal, Raúl Palomo Castro, que
reconoció que, aunque “el año pasado se pusieron unos parches que quedaron muy
mal, este verano pasado se fijaron otros que quedaron muy bien”. A pesar de
ello, era inevitable y ya no se podía retrasar más una verdadera reforma,
motivada por la pérdida, en grandes cantidades, de las hebras verdes y del
caucho que lo asienta al firme que simulan, respectivamente, el césped natural
y la tierra.
Esta reparación ha consistido,
básicamente, en rellenar el campo con unas diminutas bolas de caucho. “Se han
echado 6.000 kilos de caucho este verano” en el campo. “El principal
inconveniente es que ensucia mucho”, aseguraba Raúl Palomo, quien no ha podido
precisar el coste total de la reparación.
No obstante, el resultado final
de las obras de reparación no gusta. “No sirven”, dice Gonzalo Jaén Crespo,
fisioterapeuta especializado en lesiones deportivas y usuario, quien cree que
“la solución sería cambiar el campo entero, y de no haber dinero, hacer una
redistribución del caucho uniforme”. Asevera que “pueden aumentar las lesiones
de los jugadores” y añade que “es mentira que con el paso del tiempo esas bolas
de caucho se redistribuyen por el campo uniformemente”, tal y como se asegura
desde Palestra Atenea.
Entre las lesiones más graves
según Gonzalo Jaén, en la que influye mucho el césped, se encuentra “la del
ligamento cruzado anterior”, aunque reconoce que “intervienen otros factores”.
Dicha lesión acarrea un “tiempo de baja de un año, más seis meses de
rehabilitación”. Asegura también que “las lesiones más frecuentes se localizan
en los tobillos, debido al desnivel que tiene la superficie”, pero además,
debido al exceso actual de caucho, “cada vez es más habitual ver abrasiones en
la piel por caídas, que incluso se pueden infectar por el caucho”, concluye
Gonzalo Jaén.
De hecho, desde que comenzó la
temporada de los Juegos Deportivos Municipales, el campo de Adelfas ya se ha
cobrado la primera baja importante por fractura de tibia y peroné. Ocurrió el
pasado 4 de noviembre en un partido del Grupo 18. Según Gonzalo Jaén “pudo
influir el estado del césped” en aquella lesión.
Raúl Palomo sostiene que el
motivo principal por el que se estropea el césped tiene su origen en los
entrenamientos de rugby: “50
partidos de fútbol aquí no me hacen el destrozo que cuatro horas de rugby
semanales”.
Otro de los aspectos más
controvertidos es el del mantenimiento del césped. Raúl Castro afirma que “se
realizan obras de mantenimiento cuando hace falta: dos veces en el último año”.
Apostilla que “consiste sobre todo en arreglar los parches si hace falta”.
Defiende a Palestra Atenea cuando asegura que es esta empresa “la que se
encarga de los pequeños arreglos”, aunque se resigna al admitir que “hay zonas
del campo que al final va a tener que arreglarlas el Ayuntamiento”.
A los usuarios les irrita
además que algo que debería ser habitual, como el riego periódico del campo
para evitar que esté duro, que no se formen baches y que corra mejor el balón,
sea una leyenda urbana. Gonzalo Jaén afirma tajante: “nunca he visto regar el
campo de Adelfas en cinco años”. Raúl Palomo defiende lo contrario: “este campo
lo regamos”, aunque matiza que “ahora mismo en otoño no se riega, pero en
agosto sí”.
A pesar de ello, en el fuero interno
de todos (jugadores, delegados y personal del polideportivo) está presente la
idea de que el cambio integral del césped “es una utopía”, así lo corrobora
Gonzalo Jaén. En eso coincide Raúl Palomo cuando afirma que “no hay dinero y el
Ayuntamiento no se va a gastar ni un duro, no es su prioridad”. Teniendo en
cuenta que la superficie del campo es de 3.825 metros cuadrados (48 x 85
metros) y que el coste medio de un metro cuadrado de césped ronda en el mercado
los 23 euros, se elevaría el gasto de un hipotético cambio integral hasta casi
88.000 euros.
Semejante obra, según Raúl
Palomo tardaría en hacerse “cerca de quince o veinte días, y siempre en agosto
para causar menos trastornos” a los usuarios.
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