A pesar de los intentos de la Organización de Naciones Unidas, Somalia se ha convertido en un Estado fallido

9 ene 2013


Somalía es uno de los países que más afectado ha estado por las hambrunas y la sequía del cuerno de África y donde más dificultades han tenido las organizaciones no gubernamentales para acceder a prestar labor humanitaria.

Al hablar de Somalía hay que hacer referencia de manera obligatoria a un estado fallido, puesto que, a pesar de haberse reconocido como tal por parte de la ONU, no se encuentra con un gobierno central definido ni con un poder ejecutivo establecido. Si bien es cierto que en 2012 se hacen los primeros intentos por paliar estas deficiencias y se aprueba la Constitución. No obstante resulta cuanto menos reseñable que tras su aprobación se encuentren dentro del país otros pequeños estados tales como Somalilandia.

Somalíes hambrientos
Actualmente Somalía continúa sin contar con un gobierno real, puesto que se encuentra manejado principalmente por  Al Shabab, activistas islamitas, buscando únicamente el control del acceso de mercancías, según el responsable de comunicación de Misiones Salesianas, Lorenzo Herrero, “controlar Somalia es controlar una de las grandes reservas de la tierra”.

Nos encontramos ante un país en el que tal y como nos ha afirmado Carlos Calderón, voluntario en el cuerno de áfrica, “las labores humanitarias han resultado imposibles”. La violencia es uno de los factores que influye en esta imposibilidad de prestar la debida atención por parte de las ONG, ya que más de dieciséis de ellas han sido vetadas en el país. En este sentido, Lorenzo Herrero añade que se ha visto morir a gente en las fronteras tratando de huir del país en busca de comida.

La organización Médicos Sin Fronteras ha calificado de catastrófica la virulencia que asola el país, ya que según el último estudio presentado el 10% de los niños muere antes de los 5 años y un 17,1% de la población adulta es analfabeta. Precisamente ésta factor es el que se pretende mantener para que los nativos no sean conocedores de la realidad más allá de las fronteras somalíes.

Justamente lo contrario que ocurre con Haití, donde tras el terremoto las ONG acudieron y recibieron una gran acogida pudiendo establecer sus campamentos sin problema alguno y aportando todos los recursos disponibles.

Este hecho ha sido tan reseñable que ha pasado a denominarse el país gobernado por las ONGS.

Lo cierto es que el hecho de que un país como Somalía se haya convertido en objetivo de terroristas islamitas hace necesario un análisis. Es cuanto menos claro que no es un país rico por lo que, en este caso no es el fin económico el que persiguen. Sin embargo es una zona a través de la cual se pueden controlar aspectos muy importantes dentro del país, tales como los movimientos migratorios o la entrada y salida de mercancías a distintos países.



Evidentemente, al igual que ocurre con cualquier guerra mundial el componente económico es el desencadenante y este grupo de activistas no se conformaran con el dominio del norte de África sino que poco a poco, y de manera escalonada intentaran hacerse con el mando del resto del continente.

Aparentemente la actual situación que se está viviendo en Somalía no tiene solución factible alguna. Sin embargo, Lorenzo Herrero considera que, en caso de haberla, únicamente podría ser una intervención militar por parte de la ONU que provocase un cambio radical en el paradigma social, pero al tratarse de activistas islamitas los cuales han mostrado su poder con atentados como el del 11-M, provocando una situación de temor. Lo que si resulta probado es que Al Shabab, celula de Al Qaeda en Somalia, han salido reforzados tras estos atentados.

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