Los desperfectos de algunas
instalaciones municipales y un imperfecto sistema de adjudicación de las plazas
para los equipos de fútbol 7, unido a la pasividad del servicio de deportes de
la Junta Municipal del distrito de Retiro y a la concesionaria de los campos de
Adelfas, provocan el hastío de los usuarios.
Año nuevo, ¿misma vida? Esa es la
pregunta que se hacen muchos de los usuarios que habitualmente utilizan las
instalaciones deportivas municipales de fútbol 7 en el distrito de Retiro, en
Madrid. Principalmente, dos son las razones que les han instalado en el más
absoluto tedio y falta de motivación para la disputa de las competiciones:
Por un lado, las escasas
novedades que se plantean en la oferta deportiva municipal de una temporada
para otra, debido a la habitual desidia y falta de ambición del ente público
municipal.
Por otro lado, con la llegada de
2013, la hasta ahora empresa concesionaria de los campos de Adelfas, Palestra
Atenea, quiere prolongar dicha concesión. Muchos creen que con esta decisión se
extenderán sine die los “males endémicos” del polideportivo municipal, si bien
es cierto que para cualquier tipo de reparación es preceptivo el visto bueno
del consistorio.
Es una sensación o, más bien, un
pesar generalizado entre los usuarios de las instalaciones, que las dilaciones
para la reparación de cualquier pequeño detalle son provocadas por la
burocracia reinante en las relaciones entre ambos entes; y que si a este cóctel
añadimos una manifiesta escasez de recursos económicos, obtenemos como
resultado un deterioro progresivo de las instalaciones.
Las quejas se hacen patentes en
todos los frentes, tanto desde los empleados de la empresa concesionaria como
desde el servicio de deportes de la Junta Municipal del distrito de Retiro y, cómo
no, los usuarios; y éstas no sólo están referidas a los desperfectos que sufren
las instalaciones, sino también a la organización para el acceso a las plazas
de la competición liguera.
A continuación, podemos repasar
cuáles son las principales deficiencias de las que se quejan los usuarios.
Colas innecesarias para que cada equipo adquiera una plaza en la liga:
ya se ha asentado la costumbre entre los equipos de guardar cola frente al
polideportivo que vende las plazas durante la noche anterior al día en que las éstas
salen a la venta. Son los propios integrantes de los equipos quienes se
organizan de forma ajena al polideportivo para establecer el orden de la cola,
pasándose lista en varios turnos. El delegado de uno de los equipos, Gonzalo
Jaén Crespo, no se resigna y sugiere que “debería haber un soporte virtual” que
evitara estas colas. Añade que es “bonito por parte de los que queremos jugar
que nos organicemos así, pero demasiado desinteresado por parte de los que se
llevan la pasta”.
En la misma dirección apunta el
promotor deportivo municipal, Juan Manuel Moreno, quien indica que “la única
opción viable es que la inscripción se pueda hacer por Internet”.
Hasta el mes de mayo no se sabrá
si hay una alternativa a estas colas, que hasta la fecha han permanecido como
un mal necesario, para unos; o una penitencia, para otros, que deben soportar
los integrantes de los equipos que guardan la cola.
Si se atiende a los desperfectos
de las instalaciones de los campos de Adelfas:
Riego de los campos: los usuarios se quejan de la falta de riego. “Nunca
he visto regar el campo de Adelfas en cinco años” afirma Gonzalo Jaén. Le
contradice parcialmente uno de los encargados de los campos de Adelfas, Raúl
Palomo Castro al afirmar que “en otoño no se riega, pero en agosto sí”, aunque
también señala que “si se riega en liga municipal, nos quedamos sin agua
durante 20 minutos para las duchas o para que la gente beba, porque se agota el
depósito”.
Sobreexplotación de algunas instalaciones: el ejemplo paradigmático
de sobreexplotación ha sido el césped artificial de los campos de fútbol, que
sufre un gran desgaste diario y cuya reparación es cuantiosa. Raúl Palomo lo
atribuye al rugby: “50 partidos aquí no me hacen el destrozo que cuatro horas
de rugby semanales”. Asegura que “la solución consiste en que el campo no tenga
baches, para lo que es necesario rellenarlo con caucho”.
Infrautilización de otras instalaciones o usos distintos del previsto:
es el caso de la cancha de baloncesto anexa a los campos de fútbol. Cerrado es
su estado habitual. “La pista de baloncesto se alquila muy pocas veces, se usa
para dar clases de patinaje”, dice Raúl Palomo. Es más, la construcción de esta
cancha de baloncesto obedeció, en su momento, a criterios puramente económicos.
Así lo reconoce Juan Manuel Moreno: “el presupuesto no llegó para hacer más pistas de pádel, que
era lo que querían haber hecho. Por eso se hizo la cancha de baloncesto”.
Los impulsores de la idea no tuvieron en cuenta el “pequeño”
detalle de que a escasos metros del polideportivo Adelfas ya existía una cancha
de uso gratuito.
“La única razón por la que la
gente alquila la cancha de baloncesto es porque se garantizan que nadie va a
venir a molestarles”, dice Raúl Palomo.
Aledaños: otro problema recurrente cada año
es el de la poda de las ramas de los árboles situados junto al campo. Las hojas
caen al césped y provocan resbalones y dificultan el juego. El encargado de
Adelfas culpa al Ayuntamiento de Madrid de esta situación: “los árboles
no se han podado este año porque, aunque llamamos al Ayuntamiento en noviembre,
los técnicos se presentaron en mayo y dijeron que ya no era época”.
Reparaciones defectuosas: de nuevo el protagonista es el césped.
Mientras que usuarios como Gonzalo Jaén creen que “no sirven los arreglos
hechos sobre el césped” y que “los parches que se pusieron eran peligrosos
porque estaban sueltos”; Juan Manuel
Moreno, desde la Junta Municipal del distrito de Retiro, justifica estos
arreglos: “se corre
el riesgo de que si se termina por deteriorar y no hay presupuesto para
arreglarlo se tendrá que cerrar el campo”.
Falta de limpieza del césped. Aunque está terminantemente
prohibido, comer o fumar dentro de la instalación, no es raro encontrar sobre
el césped al día siguiente de cada jornada deportiva colillas de cigarrillos o
cáscaras de pipas.
Todos estos ejemplos hacen pensar
que en 2013 la vida seguirá igual. Gonzalo Jaén propone cómo concluir con los
defectos del sistema y de las instalaciones: “lo que damos debería ser
destinado a la mejora de las instalaciones; un soporte virtual, para dar más
ilusión; en definitiva, detalles”. Y resume esta situación con contundencia: “Yo
apuesto siempre por lo público, pero tiene que haber un cambio”.
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