Javier
Nistal / subdirector de régimen de la Secretaría General
Foto: Alberto Fernández Ruidíaz. El libro retratado es un regalo que Javier Nistal me hizo tras la entrevista.
Las prisiones son un
mal necesario dentro de una comunidad. Imponen respeto y dan la impresión de
ser opacos núcleos en los que el poder esconde a los delincuentes. Pocos conocen el medio como Javier Nistal (León,
1960) quien diserta sobre una institución más humana de lo previsible. Licenciado
en Derecho y diplomado en Criminología, afirma estar convencido de su labor, a
la que califica como: “Vocacional y bonita”. Siempre ligado al mundo
penitenciario, ha tenido tiempo para explorar otros campos como la docencia o
la escritura. Gran viajero, no ha dudado en asesorar a países tan dispares como
Polonia o México en el ámbito penitenciario. Nos cuenta como lidian desde
arriba con las dificultades sobrevenidas; pero no se olvida de los voluntarios
y trabajadores que mantienen esta labor social a veces muy complicada y
desalentadora.
Pregunta. ¿Por qué Instituciones Penitenciarias es el
niño autista y retraído de las entidades
estatales?
Respuesta.
Existe
cierto desconocimiento del ámbito penitenciario porque es una realidad ajena a
la actividad general. Uno se acuerda de la cárcel cuando va algún familiar o
una persona cercana. A pesar de todo,
las cárceles forman parte del contexto social y, por ello, trabajamos con mil y
pico ONG. Lo que se vislumbra es que la sociedad está implicada en el tema de
la prisión.
P. Es una institución complicada por el riesgo
que comportan sus
beneficiarios. ¿Se tocarán partidas
estructurales como puede ser personal?
R. En esa afectación
estamos implicados todos. La institución
penitenciaria,
como el resto de las administraciones,
va a tener las mismas limitaciones. Este año no habido oferta de empleo,
posiblemente el próximo año tampoco la haya. Estas limitaciones son las
generales de la Administración.
P. Hay menos talleres de tratamiento, pedagógicos y laborales.
¿Cómo se está trabajando en este apartado básico?
R. Yo no sé si hay una disminución de la aportación.
P. Hay algunos servicios que se dan en las
prisiones que
podríamos considerar un lujo.
¿Cómo podemos
explicar que a los presos se les proporcionen gafas, implantes dentales o
escapadas lúdicas?
R. Es una especie de
exigencia que la persona que está privada de libertad está exclusivamente
privada de libertad y no de todos los demás derechos. Nuestro sistema
penitenciario es un sistema muy garantista y entiende que el que está
cumpliendo condena mantiene los derechos de cualquier ciudadano libre, entre
ellos los derechos fundamentales. Es un modelo que da unos resultados muy
positivos.
P. En estos momentos en los que hay gente que
no puede permitírselo, llama la atención que ocurran estas cosas en prisión.
¿Cuál es su fundamento?
R. Son personas que
están tuteladas
por la Administración. La
Institución les tiene que dar esas prestaciones
básicas a las que, de alguna manera, tienen derecho por ser personas.
P.Buena
respuesta. Cuando dependes de alguien, esa persona tiene
que tratarte bien.
R.Tiene que tratarte
bien.
P.
¿Cuánto le cuesta un preso al país?
R. En términos económicos, la cifra que nosotros barajamos es, una
cifra indicativa de dividir el presupuesto que tiene la Secretaría General por
el número de reclusos. Ese porcentaje nos sale exactamente a 54´79 euros diarios. Unos veinte
mil euros al año. Ahí no va metido el coste de un centro penitenciario y la
amortización que habría que llevar a cabo, pero bueno, son cifras muy difíciles
de interpretar.
P. ¿Considera que el gasto en los internos ha
sido exagerado o es exagerado?
R. Es difícil, para
las prestaciones que tienen los reclusos yo entiendo que es razonable.
R. Los códigos
penales en estos últimos años han sufrido reformas enfocadas a un aumento de la
carga punitiva. La que se aventura, está en este momento en Proyecto de Ley, introduce dos novedades
importantes: la llamada pena
permanente revisable y una medida de seguridad que se llama custodia de
seguridad. Va a suponer que las
penas tengan mayor carga punitiva, pero no modifica el modelo de ejecución penal.
Mientras no exista una reforma de la Ley
Penitenciaria, el sistema de ejecución penal no se ve especialmente afectado
por las reformas penales.
P.
¿Existe o podría existir sobrepoblación debido
a estas medidas?
R. Es una idea que
normalmente se traslada en las noticias, me alegro de que me hagas esta
pregunta para poder explicarlo. Las reformas penales que podrían llevar a esa ecuación de aumentar el internamiento en
prisión y alargar la condena, se ven de alguna manera compensadas por un régimen
penitenciario que prima el objetivo resocializador. Esto hace que lo que pudiera incrementar el
Código Penal lo puede disminuir la ejecución de la pena. La población penitenciaria en España está
por debajo de los setenta mil reclusos. Estamos en unos niveles de ocupación que están
por debajo de los de la media de la UE. A pesar de la crisis económica, este
año estamos viendo una rebaja de población significativa.
P. ¿Existe
un trasvase de presos
desde el sistema cerrado al sistema de medidas alternativas?
R. Tendría su encaje
en delitos menos graves. Las alternativas a la privación de libertad han tenido
un incremento significativo en los últimos años. Estamos
hablando en torno a
doscientas mil sentencias. Para los que tienen que entrar en prisión de forma inevitable,
se trata de derivar a los que
están en un proceso de resocialización más avanzado al medio abierto, para que
cumplan la pena en unas circunstancias de semi libertad. Tenemos unos 2000 que
pernoctan en sus domicilios gracias a las pulseras telemáticas.
P. Los
colectivos inmigrante y drogodependiente han bajado, ¿a qué debemos este
retroceso?
R. Están viniendo menos
inmigrantes por la crisis. Cuando
se dice “no hay mal que por bien no venga”, muchas veces es verdad. Ha
disminuido considerablemente la población reclusa, pero ha sido por una reforma
que se hizo en la Ley 5/2010 de cara a reducir la penalidad en los delitos de
tráfico de drogas, que es el que tiene una incidencia mayor. Se podría pensar que esta
población podría reincidir, pero no es así.
Los delitos sexuales y delitos de género han
sido tratados con gran éxito, ¿cuál es la línea a seguir?
Mantener esos
programas de tratamiento que no solamente son esos. Son veintitantos los
programas
específicos, en ese sentido.
Me podría dar un fundamento breve de la
reinserción
El objetivo
principal de la pena en España, es la reeducación y la reinserción. Son
conceptos diferentes. La reeducación tiene como objetivo prioritario suplir las
carencias con las que el interno ingresa en prisión.
No hay que confundirlo con la
reinserción, que es la
posibilidad de que una persona se reinserte en el medio libre sin tener que
volver a incidir en actividades delictivas. Las prisiones están para lo que
están, reinsertar a una persona en una prisión es como enseñarle a nadar a uno
en una piscina que no tiene agua, ese no
es su hábitat, el allí está de paso.
P.
¿Cómo puede influir la pérdida de recursos de las ONG?
R.
Este tercer sector complementa a la prisión. El recluso tiene dentro de la
cárcel una cobertura suficiente pero
fuera de ella pierde esa tutela. Es ahí donde las organizaciones tienen
mayor encaje. Las subvenciones quizás sí se vean mermadas, aunque en el 0´5 del
IRPF ha supuesto una reducción mínima.
P.
¿Consideraría peligroso que prescindiéramos
de las ONG y la función que realizan para reintegrar personas a la sociedad?
R. Es como todo, las
necesidades son muchas y los medios son pocos. Lo ideal sería que
las ONG sean ese soporte en el ámbito exterior del
recluso. Yo tengo la confianza de que se va a poder seguir colaborando, de
alguna manera con menos medios pero con más imaginación.
P. La armonización asistencial de
Instituciones Penitenciarias
podría ser
un modelo para el exterior. ¿Por
qué parece que estos programas no llegan de igual manera a la ciudadanía?
R. Todas estas
organizaciones con las que trabajamos también tienen programas externos, no
solo trabajan en prisión.
P.
Considera que se realiza un trabajo positivo y dinámico
R. Se trabaja mucho y bien. Tiene un añadido por lo
que se refiere al personal que trabaja, que es gente vocacional. Pocas
instituciones pueden presumir, es un mundo que engancha. Ese hecho de tratar
con personas y no con papeles te hace que sea especialmente sensible. Estamos
convencidos de que la gente puede cambiar, el que entra en prisión entra por
ciertas dificultades que si nosotros hubiésemos tenido que pasar por ellas,
quizás hubiéramos acabado en el mismo sitio.
P.
¿Es gratificante su profesión?
R. Te llevas muchos sinsabores, porque aquellos por
los que has estado dando la cara salen y vuelven otra vez. Aún así seguimos al
pie del cañón.
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