El comedor del colegio Rufino Mansi en Alcaudete de la Jara , Toledo, suspende su
servicio por falta de alumnos. La
Junta de Castilla la Mancha elimina las becas de comedor y los padres
no pueden pagar la cuota establecida. La jefa de cocina y su ayudante continúan
cada día en su puesto de trabajo sin realizar ninguna función
La actividad en el comedor del
colegio Rufino Mansi de Alcaudate de la
Jara , en Toledo, ha cesado pero tanto la jefa de cocina
Felicita Martín López como su ayudante Pilar Aranda, ambas personal laboral de la Junta de Castilla La Mancha , acuden como cada
día a su puesto de trabajo. “Aquí las horas se nos hacen larguísimas y no
estamos habituadas a no hacer nada porque toda nuestra vida hemos estado trabajando”,
este es el sentir de Pilar Aranda que, tras quedarse sin niños a los que
atender, debe estar en su puesto de trabajo siete horas y media cada mañana. Al
igual que ella la jefa de cocina piensa que “si te pagan hay que estar no hay
más remedio”.
Comer en la escuela es hoy una
tarea complicada y costosa para los padres de los niños que durante su vida
escolar se han alimentado en las instalaciones del colegio Rufino Mansi. El
pasado curso acudían al comedor 60 alumnos, aproximadamente, para recibir los
servicios que el centro prestaba. La mayoría de los estudiantes que asistían disfrutaban
de una beca completa que concedía la
Junta de Castilla La Mancha a familias sin recursos que, tras
presentar su declaración de la renta, estaban dentro de los parámetros
necesarios para que los padres no tuvieran que pagar los 90 euros aproximados
que se debía abonar al centro por niño cada año, dato que aporta una de las madres
afectadas por la suspensión del servicio de comedor, María Vélez Muñoz.
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Comedor del colegio Rufino Mansi de Alcaudete de la Jara Foto: Marta Yébenes Uceda |
“Este año no llevamos a los niños
porque el comedor escolar se ha suprimido. No dan becas y, por ello, no hay
suficientes niños para que se pueda abrir el comedor”, explica María Vélez. El
paro y la falta de recursos económicos son las principales de causas de la no
asistencia de alumnos al comedor, como relatan la jefa de cocina y su ayudante,
Felicita Martín y Pilar Aranda: “aquí los niños no tienen recursos porque sus
padres están en el paro. Todos eran becados”.
El mínimo de estudiantes
necesario para poner en funcionamiento unas instalaciones escolares
alimenticias es de 20 alumnos pero, como indica Aranda, “el comedor puede
funcionar con 15 niños y con 7 si fuera preciso”. A pesar de esta
predisposición por parte del equipo de comedor, ni siquiera los usuarios de
transporte escolar gozan de la hoy codiciada beca que hace unos años
disfrutaban sin problema. Como señala Patricia Rubio, “los usuarios de
transporte siguen teniendo el desplazamiento gratuito pero no el comedor,
cuando salen a las 12 les llevan directamente para su casa”.
La suspensión de este servicio
educativo en el pueblo de Alcaudete de la Jara no sólo ha causado graves inconvenientes a
los padres y al personal de cocina del centro, sino que las cuidadoras que dependían
del Ayuntamiento han sido cesadas de su puesto de trabajo. Dicho Ayuntamiento
mantenía un convenio con la
Junta de Comunidades mediante el cual, en función del número
de alumnos que disfrutaban del servicio de comedor, se dotaba a las
instalaciones de personal que se encargaba del cuidado de los niños durante su
tiempo de comida. Este era el caso de Mercedes Sequera que asegura que estuvo
trabajando durante cuatro años como cuidadora de comedor pero que fue despedida
porque el Ayuntamiento del pueblo quería que todo el mundo tuviese una
oportunidad y se hicieran rotaciones de personal. En estos tiempos esto no
sucede y el personal de cocina asegura que “hemos tenido cuatro cuidadoras
contratadas por parte del Ayuntamiento y han sido despedidas por la falta de
alumnos”, dice Felicita Martín.
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Despensa del colegio Rufino Mansi Foto: Marta Yébenes Uceda |
El colegio Rufino Mansi parece
estar a expensas de lo que diga la
Junta de Castilla La Mancha puesto que, en un principio, la
desaparición de las becas de comedor era únicamente para este año aunque, para
poder reestablecer las ayudas se depende de la situación económica de los próximos períodos.
Es por ello que la directora del centro indica: “estamos a lo que nos manden.
Hasta que no tengamos un informe por escrito de la Junta en el que se
establezca que tenemos que cerrar definitivamente el comedor debemos dejarlo
todo como está”. Lo mismo ocurre con el personal de cocina que tiene alimentos
en la despensa por si acaso algún niño se anima a acudir a las instalaciones a
comer. A pesar de esto el sentir general de todos, tal y como cuenta Pilar
Aranda, es bastante negativo porque una vez que se pierde un comedor es muy
difícil reactivarlo.
El servicio de alimentación en
los centros escolares sirve de apoyo educativo para los padres y profesores
encargados de instruir a los niños y enseñarles a llevar una dieta sana y
equilibrada. Pero esto no es todo. “El comedor del colegio Rufino Mansi aparte
de enseñar a los alumnos a comer de todo establecía unas normas de higiene”,
apunta la directora. Precisamente los padres preocupados por la alimentación de
sus hijos y la falta de apetito de estos, no dudaría en volver a llevar a los
niños al comedor del colegio si se reestablecieran de nuevo las ayudas, como
dice María Vélez llevaría a su hijo “de nuevo al comedor porque come muy mal y
allí come mucho mejor”.
Al suprimir este tipo de becas se está perjudicando a la educación de
los alumnos y a que estos se relacionen con otros niños de su edad en el tiempo
de la comida. En definitiva, como ha asegurado Pilar Aranda, verdaderamente
quien lo ha perdido ha sido el pueblo de Alcaudete y los niños.
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