La Real Escuela
Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD) tendrá que ajustar sus
presupuestos tanto en materia de profesorado como de materiales y personal no
docente
Entrada a la RESAD / Foto: es-la.facebook.com/resad.madrid |
David Garea.
Madrid. La Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD) sufrirá,
según ha advertido la Comunidad de Madrid, un recorte en su presupuesto de más
del 6%. De este modo, el centro de formación artístico dejará de ser uno de los
pocos privilegiados que, hasta la fecha, no había sufrido trastorno alguno con los
recortes educativos ni se había visto amenazada por ellos. Los ajustes
presupuestarios afectarán principalmente al número de profesores disponibles,
aunque con total seguridad se extenderá al personal no docente y paralizará la
construcción de nuevas aulas.
Estos recortes
empezarán a afectar a la escuela a partir del curso 2013/2014 y, aunque no está
previsto que sean excesivos, sí que se prevé que puedan afectar de manera
notable a los alumnos, profesores y personal no docente del centro, pudiendo,
con el transcurso de el presente curso aumentar hasta un máximo del 10%.
Hasta el
momento la RESAD había sido respetada por la tijera de la educación pública de
la Comunidad de Madrid, teniendo el privilegio de no verse afectados a nivel
presupuestario ni de personal. El director de la escuela, Ángel Martínez, había
argumentado la no llegada de los recortes en que la Administración tiende a
proteger estos centros tan exclusivos, sin embargo estos al final no han
escapado a la crisis.
A pesar de la tardía llegada, en
la escuela ya se habían producido algunos hechos que hacían presagiar los
recortes. “No se habían llamado recorte pero sí que se habían tomado medidas
como reducciones de representatividad de los alumnos o una subida bastante alta
de las tasas y precio del crédito”, afirma el representante de alumnos, Gonzalo
Azcona.
El curso pasado las enseñanzas
impartidas en la RESAD sufrieron un aumento en el precio de los créditos
argumentado en la incorporación de las enseñanzas al marco de Bolonia, en el
que se asemejaban a todos los efectos estos conocimientos a un grado
universitario. “Antes la gente pagaba entorno a 400 o 600 euros al año y ahora
se pagan entorno a los 1000 euros, aunque depende de la renta”, afirma el
segundo representante de alumnos, Javier Sahuquillo. El mismo director del
centro deja claro que: “si no se llaman recortes sí que han afectado a los
alumnos y los profesores”.
Actualmente los alumnos disponen
de un medio por el cual, basándose en la renta que posean las familias, abonan
entre el 10% y el 20% del pago total de la matrícula. Ese sistema es uno de los
principales privilegios de los que disponen los alumnos de enseñanzas
dramáticas de la escuela, pero al mismo tiempo es uno de los principales focos
de preocupación de los mismos. “Esperemos que no toquen este tipo de ayudas,
porque sin ellas a muchos nos sería imposible pagar los estudios”, afirmó Azcona.
Y es que las matrículas en la RESAD pueden llegar a costar entre los 6.000 y
los 10.000 euros, cantidades que se asemejan a los de la universidad privada.
Más alumnos mismas aulas.
Otro de los aspectos preocupantes
si se analizan los posibles ‘daños’ que provocarán los recortes es el de las
instalaciones. Actualmente la RESAD dispone de 10.000 metros cuadrados de
superficie útil en las cuales se imparten todas las especialidades, desde
dirección de montajes hasta dramaturgia, pasando por escenografía e
interpretación.
Hasta el pasado año las
instalaciones eran más que suficientes para la cantidad de alumnos que allí
estudiaban, sin embargo, desde el curso 2011/2012 y la apertura de una nueva especialidad
(interpretación musical) son muchos los alumnos que reclaman nuevas
instalaciones. Sin embargo, la falta de presupuesto y las prioridades hacen que
la ampliación de estas esté aún sin determinar.
Para los alumnos de la escuela
superior como Sahuquillo no han reducido la partida presupuestaria pero tampoco
se ha aumentado para cubrir las necesidades surgidas con la aparición de la
carrera. Por su parte, el director del centro asegura que: “es cierto que hay
más alumnos y el mismo espacio pero no estamos al límite de la explotación del
espacio, no nos impide desarrollar nuestra labor. Todo es cuestión de
organizarse”.Al mismo tiempo afirma que el hecho de que no se aumenten las
instalaciones no es un recorte, es más bien “algo que da pena”.
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