David
de la Cruz, fotógrafo fuenlabreño de 31 años, presentó su exposición Back to Berlín, un regreso a la belleza en
el Centro de Arte Tomás y Valiente de Fuenlabrada el pasado 7 de junio.
Viajar
a través de la fotografía es uno de los placeres que experimenta el espectador
cuando se adentra en la nueva exposición de David de la Cruz. Un conjunto de 25
instantáneas trasladan al público de una manera fugaz a la ciudad de Berlín.
Trenes, parques, edificios, retratos, enmarcados en un ambiente urbano,
conforman la particular visión que tiene el fotógrafo de la ciudad alemana.
El
artista lleva siete años en el mundo de la fotografía y viajar es su principal
fuente de inspiración. "Puedes mostrar una ciudad como todos la pueden
conocer o puedes mostrar una ciudad como tú la quieres ver", afirma David.
La colección responde a una intención clara de narrar una vivencia, de volver a
un lugar importante para el fotógrafo, un punto de partida en su vida en un
momento de responsabilidad en el que se sentía seguro para realizar un proyecto
como este.
No era
su primera exposición, ya había mostrado sus fotografías en varias ocasiones en
el Centro de Arte Tomás y Valiente pero en la actualidad desarrolla su
profesión también en Italia.
Entre el
público asistente se encontraba Arturo Alarcón, coordinador y gestor de
proyectos culturales de la Corporación de Artistas del Sur (CAS), agrupación a
la que pertenece el fotógrafo. Arturo explicó el mecanismo a través del que un
artista puede llegar a tener un espacio dentro del Centro de Arte Tomás y
Valiente. "Se trata de presentar un dossier explicando el proyecto a una
convocatoria anual que gestiona el centro", declara el coordinador de CAS,
añadiendo que es una gran oportunidad para que los artistas locales puedan
mostrar sus trabajos.
Exposiciones
como Back to Berlín, un regreso a la belleza no solo son un gran escaparate
para los artistas, sino también una iniciativa para acercar la cultura a los
ciudadanos fuenlabreños que acudieron expectantes a la presentación.
Una
multitud recorría los pasillos del centro cultural parándose en cada
instantánea, comentando los lugares que reconocía, transportándose a la ciudad
alemana y tratando de leer en cada fotografía una página más de ese íntimo
diario de viajes que David había dejado abierto.
Berlín,
una ciudad con un significado especial para el artista, un punto de partida,
"un lugar con una belleza reconocible entre el pasado y el futuro"
desde la que emprende un viaje de vuelta. El espectador también emprendía ese
viaje pero desde este lado, el billete era de ida.
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