Llega diciembre y con él comienza la campaña de recogida de la aceituna en la provincia extremeña de Cáceres. Una época que fomenta la creación de empleo, pero que sin embargo va camino de convertirse en uno de los pozos sin fondo más grandes de la comarca, que ve con impotencia como cada año las cosechas son peores, los costes de producción más elevados, y lo que es peor, los beneficios prácticamente inexistentes.
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| Olivar en Extremadura. Autor: A.R.M |
El precio por kilo gira en torno a los 30 céntimos de euro, dependiendo de la población en la que cada agricultor las venda, y del comprador. Pero la diferencia no va más a allá de uno o dos céntimos por cada kilo. Un precio prácticamente igual al que tenían las olivas en los años 70 y 80, cuando el cultivo de este fruto era realmente un buen negocio. Sin embargo, en la época actual, los agricultores tienen que ver como después de un año de esfuerzo, las cosechas van menguando cada diciembre, y los precios no sólo no aumentan, sino que están congelados e incluso en el peor de los casos, disminuyen.
“Este 2012 hemos tenido una campaña malísima. Durante la primavera llovió muy poco, y eso ha provocado que los abonos químicos que utilizamos no se hayan filtrado bien. Es más, en algunos casos ni siquiera se han deshecho, están tal y como los echamos.” Comenta Ángel Martín, agricultor autónomo que lleva más de 20 años ocupándose de la explotación de sus terrenos en Extremadura. “Si a esto le sumas que durante el resto del año, tampoco llovió casi nada, da como resultado una campaña malísima, que es lo que hemos tenido los agricultores de olivas este año. Ha sido una verdadera lástima” concluye Martín.
Y es que el panorama no es muy halagüeño para los agricultores de aceitunas extremeños, según ellos mismos comentan: “Cada año es peor. No sólo no sube el precio, a pesar de que este año la producción es menor, sino que además y como es normal, el precio salario que pagamos a los trabajadores que contratamos, cada año sube un poquito. Vaya, que estamos pagando un salario en el año 2012, teniendo los mismos ingresos que teníamos en los años 70”, afirma María Luz Muñoz, empresaria con una explotación propia de aceitunas. “El trabajo en el campo es muy duro, y debería estar mejor pagado. Nos pasamos un año entero invirtiendo dinero, para que al final, cada vez tengamos menos ingresos. Es desesperante”.
La producción de aceitunas en el 2011 en Extremadura fue de 107.000 toneladas, según publica en su web la Asociación de Pequeños Agricultores y Ganaderos (APAG), sin embargo, este año se prevé una producción bastante inferior. Ya el pasado año, los agricultores amenazaron con no recoger nada, y ya en ese momento la APAG pidió calma y tranquilidad. Sin embargo, esa idea se mueve por más cabezas.
Se calcula que las pérdidas serán bastante cuantiosas este año. Entre un 30% y un 50% menos de kilos que en el pasado 2011. Algo que debería haber encarecido el coste, justo lo contrario a lo que ha sucedido, ya que “2 céntimos más por cada kilo no es mucho”, tal y como comenta Martín. “Teniendo en cuenta este panorama, lo más lógico sería no recoger las olivas y dejar de mantener el campo, el problema es que si un año lo abandonas, el año siguiente gastarías demasiado dinero en intentar recuperarlo…y por muy mal que estén las cosas, eso sería jugársela demasiado”, concluye.
Una difícil situación a la que se enfrentan miles de agricultores en toda la región, que luchan cada día por mantener a flote el legado de sus antepasados.
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