Las situaciones económicas del público, los artistas y las salas endurecen las condiciones de contratación de los conciertos.
Los
managers se encuentran en una situación en la que para “cerrar”
un concierto deben negociar duramente. Por su parte las salas deben
encontrar un equilibrio ideal de beneficios entre los artistas y el
local. Ambos papeles no son fáciles de desempeñar cuando el paisaje
que les rodea es de poca asistencia por parte del público, falta de
fondos y por tanto, recortes en el sector cultural.